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octubre 27, 2023La dermatitis atópica, también conocida como eccema, es una afección cutánea crónica que afecta a personas de todas las edades en todo el mundo. Esta enfermedad inflamatoria de la piel puede causar molestias significativas y afectar la calidad de vida de quienes la padecen. A medida que su incidencia sigue en aumento, comprender los factores desencadenantes, los síntomas y las opciones de tratamiento se vuelve fundamental para abordar esta afección de manera efectiva. En este artículo, exploraremos en profundidad la dermatitis atópica, sus causas subyacentes, los desafíos que plantea y las estrategias de tratamiento más recientes para aliviar sus síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
¿Qué es la dermatitis atópica o eccema?
Tal como hemos descrito en la introducción de este artículo la dermatitis atópica es una afección crónica de la piel que se caracteriza por la inflamación y enrojecimiento de la piel, así como por la presencia de picazón intensa. Esta condición puede afectar a personas de todas las edades, pero es más común en los bebés y niños pequeños. La dermatitis atópica a menudo se asocia con antecedentes de alergias o asma, y puede empeorar en respuesta a desencadenantes como ciertos alimentos, irritantes químicos, cambios climáticos y estrés emocional.
¿Cuáles son las causas de la piel atópica?
La piel atópica puede tener varias causas, aunque a menudo implica una combinación de factores genéticos, inmunológicos y ambientales. Algunas de las causas comunes de la piel atópica incluyen:
Genética: La predisposición genética juega un papel importante en la dermatitis atópica. Si uno o ambos padres tienen antecedentes de alergias, asma o dermatitis atópica, es más probable que un niño herede la condición.
Disfunción inmunológica: Se cree que la piel atópica está relacionada con una respuesta inmunológica anormal en la piel, lo que puede provocar una mayor inflamación y una mayor susceptibilidad a las irritaciones.
Factores ambientales: La exposición a ciertos alérgenos como el polen, el polvo, los ácaros del polvo y los pelajes de mascotas, así como a irritantes como los productos químicos en jabones, detergentes y productos de limpieza, puede desencadenar o empeorar los síntomas.
Cambios climáticos: Las condiciones climáticas extremas, como el clima frío y seco en invierno o el calor excesivo en verano, pueden resecar la piel y desencadenar brotes de dermatitis atópica.
Estrés emocional: El estrés y las emociones fuertes pueden desencadenar o empeorar los síntomas de la piel atópica en algunas personas, aunque no se entiende completamente la relación precisa entre el estrés y la dermatitis atópica.
Principales síntomas de la dermatitis atópica
- Piel seca y agrietada.
- Picazón (prurito).
- Erupción en la piel hinchada que varía de color según el color de piel.
- Pequeñas protuberancias (en personas de piel morena o negra).
- Exudado y costras.
- Piel engrosada.
El eccema en niños o bebes:
Los síntomas del eczema con frecuencia aparecen en la infancia y pueden ir desde leves hasta graves. Un niño tiene más probabilidades de desarrollar dermatitis atópica si uno de sus padres la ha tenido.
Los niños con dermatitis atópica tienen un alto riesgo de sensibilidad a los alimentos. También tiene más probabilidad de desarrollar asma y fiebre del heno.
Algunos niños pueden superar la dermatitis atópica.
¿Cuál es la mejor forma de tratar la dermatitis atópica?
El tratamiento para la dermatitis se centra en aliviar los síntomas, controlar los brotes y mantener la piel lo más saludable e hidratada posible. Algunas de las estrategias comunes de tratamiento incluyen:
Hidratación regular: Usar regularmente cremas humectantes y emolientes para mantener la piel hidratada y evitar la sequedad, lo que puede ayudar a reducir la picazón y la inflamación.
Medicamentos tópicos: Los corticosteroides tópicos de baja a alta potencia pueden usarse para reducir la inflamación y la picazón durante los brotes agudos. También se pueden recetar inhibidores de la calcineurina tópicos como alternativa a los esteroides.
Evitar irritantes: Evitar el contacto con sustancias irritantes y alérgenos conocidos, como ciertos jabones, detergentes, productos de limpieza y telas ásperas que puedan empeorar los síntomas.
Tratamientos orales: En casos más severos, se pueden recetar medicamentos orales, como antihistamínicos para ayudar a aliviar la picazón y los antibióticos si hay signos de infección secundaria en la piel.
Terapias de luz: La fototerapia con luz ultravioleta puede ser útil para algunos pacientes, ya que puede reducir la inflamación y mejorar la condición de la piel en casos moderados a graves.
Estrategias de manejo del estrés: En algunos casos, la terapia de manejo del estrés y la atención psicológica pueden ser beneficiosas, ya que el estrés emocional puede desencadenar o empeorar los brotes.
Utilizar cremas de productos libre de perfumes ni parabenos: A cada persona le puede ir bien un producto distinto. Si hace falta una hidratación extra porque la piel está muy seca usaremos los bálsamos. De preferencia bálsamos con ingredientes con péptidos calmantes, extracto de centella asiática y espino amarillo.
Tomar complementos alimenticios ricos en omegas: La combinación de Omega 9,7, 6 y 3 que contiene productos con ingredientes de aceite de espino amarillo mejoran la estructura y la función celular, reparan la función de barrera de la piel desde el interior, actúan como un sello/película que mantiene la humedad adentro. Reducen la sensibilidad de la piel y la inflamación.